miércoles, 20 de mayo de 2009

ARQUITECTURA PIRATA


En estos tiempos que corren, en los que el debate del copyrigth avanza hacia distintas áreas de la actividad creativa como la música, el cine, la literatura, y últimante hacia un campo que creíamos completamente "open-source" como la arquitectura, es razonable que comencemos a cuestionar la naturaleza misma del diseño y su relación con el concepto de piratería. En principio, la idea del edificio/obra-de-arte que puede resultar halagador para el diseñador en el mundo de las ideas, entra en conflicto con el mundo real debido a su calidad de obra civil sensible de ser modificada justamente por los mismos civiles para quienes fue diseñada, tal y como ocurrió en su momento con el ayuntamiento de Bilbao el cual fue sentenciado a pagar al Arquitecto Calatrava una multa de 30.000 euros por "alterar su obra".


MRDV - Silodam

¿El pecado de Bilbao? modificar, o mejor dicho "hackear", un puente diseñado por el valenciano con la intención de facilitar el acceso hacia las Torres Isozaqui. Escalofriante. Habría que demandar también a Norman Foster por intervenir el Reichstag (Parlamento Alemán), o a Libeskind por su trabajo en el Museo Judío de San Francisco; ambos edificios con una arquitectura de factura impecable antes de su remodelación. Lo preocupante en este caso es el precedente legal que se sienta en contra de los propietarios de la obra y en beneficio del diseñador. ¿Es que acaso galopamos hacia un futuro en el que los arquitectos-artistas comenzarán a reclamar derechos de copyrigth por sus obras? ¿Tendremos que esperar 70 años como viene ocurriendo con otros tipos de producción cultural, antes de osar intervenir la arquitectura de otro colegiado?. Entonces, si seguimos esta línea de pensamiento, lo más lógico sería preguntarnos: ¿si en el futuro no podré remodelarte o alterarte... podré parecerme a ti?. Imposible, no existe nada más pirateado que la arquitectura ( sino pregúntenle a los postmodernistas). El arquitecto es uno de los pocos profesionales que, así como vive en parte de alterar la "obra" de otros arquitectos, basa su actividad creativa en el puro arte del remix, alimentándose perversa y a veces culposamente de los diseños de otros. Todos somos piratas en ese sentido. Básicamente la escencia del diseño está relacionada con la habilidad de conocer y combinar un nutrido catálogo de tiplogías, materiales y acabados, cuyo producto final y repetetivo genera justamente esos estilos y tendencias de las cuales nos solemos sentir orgullosos, y terminamos pirateando una y otra vez. Podemos constatarlo paseando 20 minutos por la Av. Conquistadores (minimalismo rules!!!).


Visualicemos finalmente, gracias a la evidencia que ofrece la historia de la arquitectura, que es justamente el acto de copiar, replantear, reinterpretar o contraponernos a la obra de otros, lo que nos ha permitido pasar de Vitrubio a Le Corbusier y de allí a MRDV. Es decir, todos estamos creando apoyados sobre los hombros de gigantes que vivieron antes que nosotros. Quien sabe, si todo este tema de la arquitectura como obra inalterable sigue prosperando en los tribunales, quizás Richard Meier nos pegue una llamadita tarde o temprano por piratear su iglesia del Jubileo... nunca se sabe.

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