miércoles, 9 de diciembre de 2009

AUTOCONCIENCIA EXPLICADA EN CLONES INFINITOS - Parte 2



¿Por qué hablar de clones al referirnos a nuestra capacidad de autoconciencia?. Tranquilos que no es mi intención deslizar la idea de que todos vivimos en la Matrix. Pero si algo puedo adelantarles es que existe una conspiración secreta de por medio, donde el único conspirador siempre fuiste y serás tú. Es por eso es que no ha habido forma de que te dieras cuenta. ¿Me explico?

Al parecer, chisme neurocientífico de por medio, existen un par de errores en la concepción popular de lo que es la conciencia humana. Para comenzar la separación cuerpo/alma nos ha proveído de la falsa idea de que la conciencia es una entidad ejecutiva independiente que integrada a nuestro organismo, comanda cada uno de sus movimientos. Sin embargo se ha demostrado que aquello a lo que llamamos conciencia podría considerarse un subproducto funcional del cerebro. Tal conclusión es tan contundente que incluso se ha demostrado que el cerebro es capaz de iniciar por si solo los procesos necesarios para realizar un movimiento antes de que hallamos tomado la decisión conciente de movernos. En buena, cuenta gran parte de las veces que creemos ejercer esa cosita tan bonita llamada ""libre albedrío", en realidad hemos estado siendo timados por nuestra propia corteza cerebral, la cual ha creado la ilusión de que somos nosotros quienes decidimos y comandamos nuestro cuerpo.


Por otro lado, se supone que nuestro YO es una sólida entidad continua y permanente. Lo opuesto nos resulta ilógico ya que la idea de existir se sostiene en tanto esta no admita intermitencias. Existir debería ser una tarea de tiempo completo, sin embargo, ¿qué ocurre cuando dormimos, nos desmayamos o nos aplican anestesia general durante una cirugía? ¿Tan solo nos desvanecemos o nuestro espíritu flota hacia un lugar feliz sin recuerdos registrados durante su suspensión? Las investigaciones concluyen que nuestro YO es generado a partir de la sinergia entre el caos organizado de la memoria, las conexiones neuronales de la corteza cerebral y su interacción con las regiones mas primitivas del cerebro. Si queremos creer que el espíritu es una especie de energía, habría que completar la metáfora afirmando que el cerebro es el generador eléctrico que produce las descargas que identificamos como trazos de conciencia. De manera que si esta sinergia es obstruida debido a elementos naturales o externos (como ocurre con la anestesia), sufriremos consecuentemente un "apagón" que nos dejará literalmente inconcientes, o por decirlo de otra forma, dejaremos de existir temporalmente. Lo curioso es que, cada noche al dormir, nuestro cerebro esta programado para producir un "apagón" que nos desconecta. Virtualmente dejamos de existir para poder dormir la siesta, por lo que concebir nuestro YO como un entidad trascendente, permanente y continua resulta ser solo una falacia. Nuestra existencia está compuesta por una secuencia de trazos de conciencia que emergen y desaparecen intermitentemente, o planteado desde una perspectiva distinta, vale decir que nuestro cerebro crea cada mañana un nuevo YO que piloteará la nave en reemplazo de aquel otro YO que se desvaneció al entrar en estado de sueño profundo. Entonces es probable que en realidad la ecuación de la vida la hallamos entendido al revés: el cuerpo, mientras vive, es el elemento constante y permanente; mientras que nuestro "espíritu" es solo una colección de copias efímeras de 16 horas de duración cada una. La vida puede ser más corta de lo que imaginabas.


Pero si cada trazo de conciencia es independiente del otro, ¿qué es lo que crea la percepción de que somos una sola y única persona a lo largo de nuestra vida? Como ocurre en la película "Moon", en la que una poderosa corporación utiliza un clon de corta vida para realizar trabajos mineros en la luna; nuestro organismo es similar a dicha corporación asignándole a nuestra conciencia de turno la tarea de cuidar de sí mismo y de los peligros que la rodean. Al igual que en Moon, al culminar su tiempo de vida y morir, nuestra conciencia fenecida es reemplazada por uno nuevo "clon" que despierta con una paquete de recuerdos implantados pensando que es un día más en su vida. Cada trazo de conciencia que emerge al despertar es encadenado a sus antecesores a través del único lazo del que dispone el cerebro: los recuerdos. Podríamos concluir entonces que esa posesión tan preciada a la cual identificas como tu YO auténtico e irrepetible, no es mas que un complicado juego de espejos y luces. Somos como los fotogramas aislados de un película, y que puestos en movimiento uno junto al otro logran la más genial de las ilusiones: existir. El asunto es que no es posible darnos por enterado de este mecanismo replicante que nos da la vida y nos la quita en cada apagón de la conciencia.

La autoconciencia es explicada através de un encadenamiento de clones infinitos que toman la posta del otro, se alimentan de los recuerdos producidos por sus antecesores y experimentan la falsa percepción de existir 80 años en promedio. Debes buscar al clon dentro de tu propia cabeza al acostarte, debes encontralo cada mañana al mirarte al espejo.